Me lo tomaría con Neftalí Reyes, para brindar por el entusiasmo y la perseverancia, disfrutando el nocturno ideal. Pasar horas hablando de los cansancios inútiles y preguntarle por qué las hojas se sienten amarilla y quién hace feliz a la sandia asesinada.
Me lo tomaría conmigo para preguntarme que hago cuando no estoy.
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